EDITORIAL /
Para poder hacer un análisis del comportamiento político de Donald Trump, solo hay que ver de qué humor amanece, si desayunó bien o si no le gustó el clima.
Es decir, si está de buenas, puede hasta hablar por teléfono de manera respetuosa con Claudia Sheinbaum; y esta puede organizar un festival en el Zócalo, celebrando el buen humor de Trump.
Pero si Donald, amanece de malas-, mañana mismo puede armar un operativo para atrapar al ex presidente López Obrador, y a todos los narcos de Morena.
Es decir, Sheinbaum, está a expensas de lo que diga Trump. La presidenta de México, tiene que bailar al son que le toque el mandatario estadounidense.
En resumen, Donald Trump, sabe cómo arrodillar a Claudia Sheinbaum. La presidenta, no puede tener dignidad, porque eso le costaría muy caro.
Sheinbaum, tuvo que entregar narcotraficantes, implorar perdón y hacer reír a Trump, para que no impusiera aranceles a los productos mexicanos.
Eso de rogarle a un mandatario norteamericano, jamás lo hicieron ni Díaz Ordaz, ni Echeverría, ni López Portillo, ni De La Madrid, ni Salinas de Gortari, ni Calderón, ni Fox, ni Peña Nieto.
¿Sheinbaum, es la marioneta de Trump? Claro que sí.
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