*Editorial
La tragedia que sucedió la tarde del jueves 18 de marzo en la región de Coatepec Harinas, Estado de México, vino a fortalecer lo que ya se sabía: el gobierno mexiquense liderado por #AlfredoDelMazoMaza, ha llegado al extremo de no servir absolutamente para nada.
Ni secretarios, ni subsecretarios, ni directores, ni subdirectores, ni coordinadores, ni asesores, ni nadie, tienen idea de lo que significa estar en las áreas claves de la administración, para supuestamente lograr “gobernabilidad”.
No alcanzarían las cuartillas para mencionar los errores garrafales de cada funcionario o funcionario, que siguen siendo solapados por el mismo Del Mazo Maza; aunque el gobernador sabe muy bien, que su primer equipo sirve para un carajo.
Fueron 17 los policías muertos por el crimen organizado, y si esto no significa una derrota política y moral para Alfredo del Mazo, entonces no sabemos de qué estamos hablando o a quién dirigimos el dolor que siente la ciudadanía al ver el llanto de las familias de los uniformados asesinados.
Del Mazo no tiene otra alternativa: tiene que pedir la renuncia inmediata a todos los responsables de todas las áreas del gobierno del Estado de México. El mandatario estatal, debe quitarse la corbata, remangarse la camisa y salir a afrontar el desastre que tiene en cada rincón de la entidad.
Tal vez Alfredo del Mazo se quede solo ante la guerra que tiene que librar…pero habrá que aclararle al Ejecutivo mexiquense, que siempre ha estado solo, porque nadie de su círculo más íntimo, tiene la suficiente inteligencia y capacidad para mostrarle el camino correcto.
El gobernador tiene un arma poderosa que no ha sabido utilizar: el hastío, el cansancio y el hartazgo de una ciudadanía lastimada, mancillada, amenazada, secuestrada, linchada y burlada hasta el cansancio por los verdaderos criminales.
Es momento de que Del Mazo, abrace el dolor, la indignación, el enojo y el llanto de la gente, para así agarrar fuerzas de donde sea, y alzar la voz como el verdadero gobernador que todos queremos ver. De nada servirán los discursos de que “pondremos un alto total”.
Ese cuento ya lo sabemos todos.
Le quedan dos años de vida política a Alfredo del Mazo, y en ese tiempo tendrá que demostrar, que valió la pena el haberlo tenido en el Palacio de Gobierno de Toluca. Le queda muy poco tiempo al mandatario, para mostrarle a la gente que fue equivocado todo lo que se dijo de él.
El primer paso será quitar a todo su gabinete.
El siguiente paso será comenzar a gobernar.
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