OPINIÓN /
*Consultar #México2024
Sabedora de que la jerarquía católica ha perdido el control, que paternalistamente tuvo durante muchos sexenios sobre la voluntad electoral de su feligresía, la candidata Claudia Sheinbaum Pardo firmó el Compromiso Nacional por la Paz, al que convocó la Conferencia del Episcopado… pero bajo protesta.
Y conocedores los clérigos de que la morenista no va a seguir el romance que muchos candidatos -y luego presidentes- han tenido con los dirigentes de la iglesia mayoritaria, debieron no brincar la línea que desde ya ha trazado Claudia, por lo que decidieron evidenciar desde sus medios que el partido en el poder no tiene la misma visión de país que los obispos. Y así lanzaron su mensaje religioso: ya saben por quién no votar.
Mientras algunos asesores de la campaña de Sheinbaum, principalmente los del Partido Verde, le recomendaban no asistir o enviar un representante a la firma del Compromiso, otros eran de la idea de elaborar su propio documento para signarlo en presencia de los líderes católicos. Los menos, le sugirieron firmar sin reserva para evitar más distanciamientos y aceptar que existen “grandes redes de criminalidad” y que la estrategia de seguridad “ha sido insuficiente”.
En el cuartel de la abanderada de la coalición Seguimos Haciendo Historia se evaluó el costo-beneficio del encuentro con los católicos y determinaron repartir las lesiones políticas que implicaba contradecir el documento. Así que los golpes serían repartidos entre la campaña de Sheinbaum y la figura presidencial, lo que resultó en más notas positivas en la prensa que críticas.
Traducido al lenguaje coloquial, la firma de Claudia significa: firmo, pero no acepto su diagnóstico (lo cual avalaría cierta “calidad moral” que han perdido), aunque asumo el compromiso (con los mexicanos, no con quienes elaboraron el documento) de perfeccionar una estrategia enfocada hacia la paz, sin dejar fuera la participación de más expertos… cada quien en sus menesteres: ustedes a lo religioso, nosotros a lo político y así se refrenda la laicidad.
Si Morena conserva el poder presidencial, la relación con la iglesia católica no será como en antaño: Andrés Manuel López Obrador comenzó cerrando accesos de privilegio que le daban derecho de picaporte a los prelados, sobre todo en Los Pinos, donde siempre fueron recibidos para tratar temas personales, institucionales, religiosos y políticos, encontrando trato amable y soluciones inmediatas.
Decidida y abiertamente los obispos van a patrocinar -no sólo en lo religioso- a Xóchitl Gálvez Ruiz, por lo que ya hay negociaciones del alto nivel para que sea ella “la única opción que tenemos los mexicanos para salir de donde estamos”.
PALABRA DE HONOR: A esta convocatoria de apoyo religioso al PRI-PAN-PRD se suman pastores evangélicos de varias entidades. Su interés radica en otros temas. Creen que Morena implementará lo que llaman “Ideología de Género”, término que ni ellos mismos saben explicar.
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